domingo, 28 de junio de 2020

Convocatoria fotos de baúl, segunda vuelta.Hermanas por Norma B. Barreiro

Revolviendo la caja de las fotos que me dejaron mis hermanos después de desarmar la casa de nuestros padres, encuentro esta foto de nuestras tías, las hermanas de mamá.

Cuánta sombra en los ojos de dos hermanas cuyo amor no alcanzó para sostenerlas unidas. No era una opción quedarse o irse. Las atravesó un mandato que más que materno era social.

Ella era la mas chica. Supuestamente, era la que tenia mas oportunidades. A la que el tiempo le jugaba a favor.

Lo había conocido en la playa. Aquel domingo de caminata familiar de un pueblo a otro, cuando para los pobres no existían espacios recreativos ni lugares de esparcimiento. Vivían en un paraíso pero el hambre y la pobreza lo habían desprovisto de esos encantos que sólo asoman después de haber cubierto las necesidades básicas.

Kilómetros de caminatas donde la distracción era descubrir las flores silvestres y esas plantas medicinales que cosechaban para tisanas. Caminatas de risas e historias.

En la playa corriendo por la orilla de un mar transparente, de repente aparece él. Alto, simpático, con una sonrisa de aspecto imborrable.

La hermana se había metido al mar y a ella la playa se le había vuelto infinita, hasta que su vista se cruzó con la de él.

Y de pronto hablaban como si se conocieran de siempre. Un “siempre” tan pobre de experiencias! Entre risas y palabras que alimentaban una infinidad de coincidencias nació este encuentro, que resultó ser bisagra en la vida de esas hermanas.

Meses de reconstruir aquel domingo entre sueños, mientras se repetian encuentros secretos y furtivos.

La única que supo de esta relación era su hermana mayor. Le costaba cubrir esa relación ante el resto de la familia. Confiaba que pronto saldría a la luz y que sus padres aceptarían la relación y podrían compartir una nueva normalidad. Nunca imaginó que nada de eso ocurriría.

Algunos meses después, una  mañana, cuando fue a  despertarla, ella le pidió que fueran a aquella playa juntas. Él las esperaba. Tomó aquella fotografía. Y es allí  donde se despiden. Ya no volverían juntas esa tarde a la casa paterna. Las hermanas se iban a separar. Lo que no sabían era que iba a ser para siempre.

La mano de la hermana mayor quería retenerla. Pedirle que no la deje, que temía por ella. Las palabras quedaron en aquella playa vacía.

Se fue porque no quería ser la deshonra de la familia. Se fue tras un amor que no podía darle un matrimonio que blanqueara esa relación que los unía.

Se fue para que el misterio de su desaparición los salvara de la vergúenza que representaba una madre soltera en su familia.

Se fue porque nadie hubiese acompañado su decisión de traer una nueva vida a ese mundo tan difícil: ella era la hija menor y debía esperar que sus padres eligieran alguien con quien “desposarse”. Que eligieran por ella quién sería el dueño de su cuerpo y de su destino. Pero su alma había elegido antes que los demás decidieran por ella.Ya no había vuelta atrás.

La foto inmortalizó la bifurcación de sus caminos. Ese destino que una fuerza interior había dividido mucho antes.




Norma B. Barreiro Paraje El Durazno de Calamuchita, Pcia. De Córdoba

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