jueves, 26 de abril de 2012

Ayer volví a verte

El fantasma de mi miedo se averió. Ayer volví a verte. Mi pupila se tragó el diálogo de nuestros torsos. Tu beso, tu aliento a caramelo me llamaba como un capullo salado en primavera. La niebla que atravesó nuestros cuerpos era los restos de un recuerdo. Mi palabra hacía eco en la ventana y tus manos oían mis: Te quiero -. Tus ojos lamían mis senos y también eran restos de efemérides de otras despedidas. Ayer volví a verte. Y sólo deseaba que nos fuésemos de allí. Tus manos y mis manos, tibias, amalgamadas se frotan y enredan. Yo sólo imaginaba una lucha: cabalgatas de fuego, tormentas en la cama. Ayer volví a verte y recordé otra noche; recordé tu beso, tu mano, y en ella mi mundo. Ayer volví a verte, se unieron mis senderos con tus mares. Y en la selva de mi cuerpo sólo brota agua. Ayer volví a verte y recordé tu noche, tu beso. Ayer volví a verte y aún me brota el deseo de tenerte.

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