sábado, 11 de junio de 2011

Brote hormonal

Andrea apenas llegó a la casa de Laura arrimó la silla plástica al televisor, y cinco minutos más tarde ni más ni menos estaba estupefacta frente al televisor jugando a la Play Station. Siempre hacía lo mismo, en su actitud incansable por vencer a Chun Li en Street Fighter.


Laura y Javier estaban preparando la salsa para las pizzas. Yo estaba limpiando la mesa para hacer lugar y jugar un partido de truco con los chicos. Nadie estaba listo para empezar el juego. Carlos buscando un CD de música que no estuviese rayado -la mayoría estaban dañados y ninguno estaba en su caja original. Finalmente encontró una banda en vivo, felizmente abrió la compactera del equipo y colocó el CD, subió el volumen y dejó fluir su cuerpo al ritmo de la música


Laura estaba muerta de amor por Javier aunque no quería asumirlo y se hacía la histérica. Todos nos dábamos cuenta. Él también lo sabía y se ponía cargoso. Mientras picaban cebollas y cortaban finamente el queso hablaban bajito, en secreto, murmuraban. Ella soltaba cada tanto una carcajada. Nosotros nos mirábamos y nos hacíamos gestos. Javier tenía unas ganas de llevársela al auto... No disimulaba. Javier había sido el ex novio de Natalia, la hermana de Laura, pero a Laura le importaba poco. Aunque Natalia todavía lloraba en los rincones por Javier. La otra seguía histeriqueando. Todo era incomprensible. ¿Un brote hormonal?, ¿amor? ¿O un capricho? Era alevoso: todos, todos sabíamos cómo iban a terminar estos dos, tarde o temprano.


A Natalia en cualquier momento la veíamos entrar por esa puerta, con la cabeza gacha, sin gestos, sin palabras, neutral, con una mirada fija hacia su habitación.


Cenamos y nos fuimos hasta el kiosco de la vuelta a buscar un licor. Juntamos plata entre todos. Al llegar a la casa, nuevamente empezamos a jugar. Nos dividimos en equipos. Nos quedamos cortos así que fuimos a buscar algo más para beber. Carlos pidió cerveza. Andrea quería gaseosa. Decidimos comprar otros licores


Natalia no llegaba. Pensábamos que ya no vendría.


Estábamos todos un poco más alegres de lo normal. Andrea sufría el acoso de Carlos. Ella no sabía como sacárselo de encima.
Como era de imaginar, Laura y Javier desaparecieron de nuestra vista en el momento menos esperado. Estaban en el auto. Carlos pasó rápido cerca del auto, como yendo para la calle, pero no pudo ver nada. Los vidrios estaban empañados. Y estábamos aburridos de tanto jugar a las cartas. Empezamos a contar historias de terror. Ellos seguían en el auto. De pronto Andrea pegó un salto. Pensé que el corazón se me saldría por la boca. La explosión de los vidrios estallaron en los oídos, gritos. Todo era confuso. Natalia había estampado un ladrillazo en la ventana del auto, no pudo soportar la idea de verlos juntos. Sólo atinamos a salir corriendo a ver qué estaba pasando.

1 comentario:

  1. Este relato corto lo escribí para un concurso que encontre en un blog.Tiempo después me di cuenta que el blog no daba con mi perfil.Asique decidí dejar de participar ,estuve así de ganar casí casí.Hasta que por fin el administrador del blog,que no daré su nombre ni del blog.Se digno a borrarlo.Después mudé el relato para que Uds. lo puedan leer...Abrazos

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