Este año va a ser
distinto. Sí, eso pensé a principios de
año, cuando ni siquiera podíamos imaginar todo esto que hoy nos está pasando.
Pero gracias a todo esto que está pasando en el mundo entero, me permitió tener
este tiempo, ¡un tiempo para mí! ¡Para hacer lo que no me imaginaba hacer!
¡Escribir! Y poder
relatar un popurrí de cosas que ocurrieron durante mi vida. Este stop que
detuvo al mundo, me dio un momento. Si, ¡Un momento para mí!
Me encontré hurgando en
esa caja, esa caja que con los años fui cambiando varias veces, porque cada vez
necesitaba más espacio, ¡porque de tantas fotos que había, las cajas comenzaban a desbordar!
Si, a desbordar de
recuerdos porque eso son ¡recuerdos!, de instantes que quedaron retratados en
una foto. De instantes felices porque a decir verdad, uno saca fotos en los
momentos que realmente queremos recordar. Nadie sacaría una foto en un momento
de dolor.
Todas esas fotos juntas
comienzan a contar historias. Si, historias sobre esos momentos vividos.
Retratados en aquella foto para no olvidarlos.
¡Y ahí estaba esa foto! La foto de la boda de mi
padre y mi madre. ¡Ese momento feliz! Que marca el comienzo del camino de una
historia juntos. Pudo no haber sido la mejor historia. Pero fue una historia de
amor que llegó a su fin.
Así, como en esa foto estuvieron y permanecieron
¡42 años juntos! Hubo todo tipo de momentos. ¡Yo no los podría relatar! Porque
fue su historia de amor. Pero ahí estuvo mi papá, al lado de mi mamá ¡hasta su
último aliento!
La verdad que pasaron
años ya de su partida. Pero vos seguiste con tu vida, con tus ideales; nunca bajaste los brazos.
Seguiste te ocupaste de todo aquello que antes no podías, porque estabas
acompañando a tu esposa en un largo camino.
Pero hoy a tus 80 años
una pandemia te vino a poner stop. Te puso un freno. Te guardo en una cárcel en
tu propia casa. ¡Eso es lo que está pandemia te quiere hacer! ¡Pero no lo va a
lograr!
¡Porque la libertad no tiene
que ver con eso! La libertad está en tu mente, en tu espíritu, en todo tu ser.
¡Sé libre de la manera que más te guste!
Pero no permitas que esta pandemia te frene, que te apague, te hunda. Porque lo
más importante no es adónde estás, lo más importante es lo que podes lograr con
esa libertad en tu ser que nada ni nadie puede encarcelar.
No te calles, no dejes
de escribir como siempre lo has hecho, no dejes de mover tu cuerpo, de dar
rienda suelta a tu mente y a tu espíritu. Porque eso es lo que siempre me
enseñaste ¡a seguir adelante! Si, a seguir adelante a pesar de todo, ¡a
continuar, porque cada día es una nueva oportunidad!, a luchar por lo que amas
y por tus sueños ¡porque sin sueños, ¿Qué sentido tendría esta vida?, a valorar
lo que tenés mucho o poco es tuyo, a amar al prójimo, ¡aunque no siempre es
fácil!, a perdonar ¡que aún es más
difícil!, y a ser una persona de bien, si, eso también me enseñaste!
Dar todo, ¡pero todo!
por tus hijos. Y poder saber que ahí vas a estar para lo que necesitemos
¡siempre! Aunque estemos lejos o cerca.
No sabés papá, no sabes
¡¿cuánto te extraño papá?! Pero se, que aunque te extrañe, una parte de tu
corazón está junto al mío pensándome y yo junto al tuyo pensándote. Todos los
que te conocen llegan a amarte porque tu corazón ¡es el más grande que conozco!
Siempre estás ahí no solo para nosotros tus hijos, sino también para tus
hermanos esos que no te los dio ni tu padre ni tu madre porque fuiste único
hijo y sos único como persona. Esos hermanos que Dios te dio para compartir
esta vida.
¡Te amo tanto papá! No te imaginas cuanto y
hoy a tus 80 años te honro como padre. Mi
padre, el mejor del mundo.
Cecilia Eloísa
Cardinali –Peluquera- Santa Rosa de Calamuchita-Córdoba-Argentina
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