En navidad eran unas fiestas bárbaras, eran otras épocas, nos juntábamos en un patio enorme uníamos las mesas y venían los tíos, los primos, éramos tantos que todos traíamos las sillas, los cubiertos y los platos de nuestras casas para armar el gran evento del año. Era una verdadera fiesta. Cuando uno es chico; algunos acontecimientos se ven grandiosos o demasiado terribles.
Fotografía de Sandra Ávila |
Cuando murió una de mis tías el festejo navideño cambio, los años siguientes no se festejaron como lo hacíamos antes. La primera navidad en la que mi tía faltó mi mamá armó el arbolito con fotos de todos, en especial con la que ya no estaban más entre nosotros.
Tengo vagos recuerdos de ir y venir de lo de mi abuela a lo de mi mamá, los olores por ejemplo: los tengo incorporados y seleccionados en el recuerdo, en la casa de mi madre olía a insecticida, recuerdo el inconfundible sonido del motor de una vieja heladera Siam.
El comedor familiar siempre me había parecido grande. pero como te comentaba recién cuando uno es chico las dimensiones se pierden. Después de algunos años volví a la casa materna, ese comedor se volvió pequeño.
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