Paula subió al colectivo, metió la mano el bolsillo trasero para agarrar un par de monedas, sacó boleto y viajó parada. La línea del 620 estaba lleno de pasajeros. Paula llevaba unos jeans oscuros, una camiseta blanca, y unas Converse rojas. El pelo, un rodete desprolijo, una mochila con cosas que llevan siempre las chicas, cosas por las dudas. A medida que el colectivo atravesaba los barrios de La Matanza se hacía cada vez más de noche. Paula consiguió sentarse a mitad de viaje. Puntualmente en la tercera fila.
Más tarde, se sentó en el último asiento de atrás. El chofer con su camisa celeste, el corte de pelo corto arriba y largo hacia ella nuca. Era fornido, alto, de tez morena, este fumaba. El asiento del conductor: Crichi -crichi -crichi cada vez que agarraba una calle paseada, se escuchaba la silla el ruidoso incomodo que balanceaba el cuerpo del chofer de un lado a otro. Las últimas cuadras del recorrido eran bordeado la Gral. Paz, una boca de lobo. En la parada anterior todos bajaron. Paula sintió taquicardia al saber que solo viajaba ella en el asiento de atras. El conductor la miraba por el espejo, ella miraba de reojos para otro lado. De repente antes de llegar a la terminal el conductor detuvo el motor del colectivo. Paula se sujetaba de la mochila que tenia arriba de sus piernas. El chofer se levanto, apagó la radio.Se dirigía hacia ella. Ella estaba aterrada, se paro.
-Me bajo aquí abrí-
El tipo la miraba con una sonrisa de galán y degenerado al mismo tiempo.
Ella insistió con voz temblorosa: ¡Quiero bajar, abrí esta puerta!
La cuadra estaba oscura, nadie pasaba por allí. Paula transpiraba de miedo, el tipo caminaba lentamente hacia ella. Paula imagino lo peor. El tipo venia desajustándose el cinto del pantalón ¡Paula grito! el depravado corrió, abrió la puerta de descenso. Paula bajo corriendo, llorando con la mochila en la mano. Corrió dos cuadras sin parar hasta la cuadra iluminada. Doblo la esquina y el colectivo de la línea 63 justo estaba saliendo, Paula corrió un poco más fuerte y saco boleto hasta la Av. Los Incas y Conde.
Texto y foto:
Sandra Ávila
Muy buena historia, menos mal que pudo escaparse Paula, me gustó!!!
ResponderEliminarBuena historia. Me gustan tus textos y tus fotos. Saludos.
ResponderEliminarPOEMAS SÉPTICOS:
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS!estaba en la duda si subir el relato no.Me alegra que te haya gustado.Nos leemos ,nos hablamos.Un saludo