miércoles, 11 de diciembre de 2013
SANDRA ÁVILA EN EL DIARIO "AQUÍ RANCHOS"
CONVOCATORIA FOTOS DE BAÚL.
QUIENES QUIERAN PARTICIPAN DEBEN ENVIAR SU TEXTO A VERÓNICA MEO LAOS
SU MAIL ES: meolaosv@yahoo.com.ar
miércoles, 6 de noviembre de 2013
CUENTOS URBANOS. ENTREVISTA A SANDRA ÁVILA
LA CAPITAL DE MAR DEL PLATA
Aquí les dejó el enlace. http://www.luisbarga.net/2013/05/libros-cuentos-urbanos-sandra-avila-la.html
viernes, 11 de octubre de 2013
9 meses que te fuiste de viaje.Sandra Ávila
Abro la ventana dejo que el aire circule. Cambio las sabanas sucias por otras limpias, que bien huelen las sabanas secadas al sol, sin embargo tender la cama me parece algo inútil, como entrar en un círculo vicioso” tender la cama por la mañana, por la noche abrirla, meterse y dormir, por la mañana levantarse, tender la cama y por la noche desarmarla, abrirla como una puerta que te lleva a un patio, meterse adentro como si esta fuese un sobre y dormirse, y así todos los días de nuestras vida hasta que un día no despertamos más”. Junto todos los papeles con anotaciones sin importancia que están en el piso y en el mueble, son papeles viejos los hago un bollo para tirar. Me gustaría saber dónde van los sueños, cuando duermo, si hay alguien que se dedica a editar sueños. Ayer soñé con él, sé que fue un sueño donde lo recordé, un recuerdo convertido en sueño, todavía no creo que se fue, estoy en la etapa de la negación, supongo, pienso e imagino que está de viaje, que se fue a recorrer el mundo, ese mundo que nunca conoció. En ese sueño que tengo ambos somos chicos, lo único que nos preocupa es cazar ranas, preparar plomada y curar las alas de las garzas, esas blancas que pasan por casa todas las tardes para ir a beber agua por ahí cerca. Contaba una de mis tías que una tarde en que mi abuela dormía la siesta le pidió a él que espantase al gallo, y él le pego de tal forma que lo mató. Cuando mi abuela se dio cuenta le mando el gallo a mi mama. Cuando sueño con él pasamos caminando por la quema, huele a basura podrida; hay humo negro que contaminaba toda la zona, nosotros pasábamos por ahí para visitar a una de mis tías, creo que había otra opción para llegar al mismo destino, pero significaba cortar camino y perderse de todos los tesoros que tiraba la gente, muñecas sin brazos, peines, clavos oxidados, arandelas o tornillos. Lo recuerdo cuando usaba una camisa negra y tocaba un instrumento, lo recuerdo cuando ensayaban, no sé quien se habrá quedado con esas fotos. Ojala no se hayan arruinado cuando llovió aquella temporada y se estropearon todas las cosas del ropero viejo. Cuando estaba en tercer grado, dibujo un auto en mi cuaderno de clases, lo pinto y lo sombreo con el mismo lápiz negro, de fondo había una silueta de una ruta. Me acuerdo cuando tuve mi fiesta de quince y él bailo conmigo. No recuerdo haberle dicho cuanto lo quería, trato de imaginar un momento sublime y especial y en mi mente no está, nunca se lo dije, me pregunto si el sabia, éramos como hermanos, y nos queríamos mucho. Cuando trabajaba era yo quien picaba las verduras para prepararle su comida, lo esperaba y comíamos juntos. Me acuerdo cuando caminaba un par de cuadras a mi lado y me decía
-¡Chuchi camina que yo te miro!!
Yo no dudaba, caminaba sin parar hasta llegar a la escuela, ambos nos perdíamos en el pasto, yo llegaba a la escuela cada día sabiendo que él me estaba cuidando, como hasta ahora.
Nunca quisiste decirles a los demás cuanto estabas sufriendo. Cuando te mandaba mensajes a tu teléfono me decías “me siento re bien” yo sabía que la enfermedad te estaba comiendo como un monstruo, sin embargo nunca te quejaste. Fuiste muy valiente y siento que al final te entregaste. No quiero llorarte porque sigo creyendo que te fuiste de viaje a esos lugares que nunca fuiste y que te hubiese gustado visitar. Cuando mi angustia se acerque sé que voy a llorarte y me sentiré mejor, guardo tus fotos con mis mejores tesoros.
Sandra Ávila
lunes, 30 de septiembre de 2013
DIARIOS PLATENSES 1Pte-SANDRA ÁVILA
El tiempo es oro, dicen por ahí, no sé quién invento esa frase tan famosa, pero he comprobado que es cierto. No me sobra el tiempo, pero trato de hacer miles de cosas durante el día, entre ellas escribir o empezar a escribir algo que valga la pena y en los siguientes días corrijo (a veces no) En tiempo libre también leo todo lo que puedo, últimamente he podido comprar muchos libros que me gustan. Llevo un libro en mi cartera, en vez de y ver el mismo paisaje aburrido de siempre, elijo leer “Diarios Platenses”, el blog que escribe Juan Manuel Candal que me arme de libro, y va por el post número 32. Este libro, mi libro, y soy la única que lo tiene es de 144 páginas de entretenidísima lectura. 54.283 palabras. Leí del Sr. D, y la explicación de las películas de los 80' Vs. 90. Sobre esa afinidad que existe entre él y su amigo R.S y P.D. Haré un resumen tipo comentario largo de "Diarios Plantenses” voy parte por parte- me gustó mucho donde se lee que sus viejos lo dejaron solo y se fueron de vacaciones, y el dinero que le dejaron para comida uso el 90% de ese dinero para comprar una guitarra, lo cual significo "sacrificar" una de las funciones más primarias que tenemos los seres humanos: "el estómago"
Candal es muy
divertido al escribir su diario, el paso del tiempo no altero sus recuerdos,
sus amores, sus cosas, sus anécdotas de vida que quizás hoy cuenta con risas, y
no sé si lo vio de esa misma manera en el momento que sucedió. Cuando te roba
los Cd’s para regalar a sus amigos, qué adrenalina le generaba hacerlo. ¡Qué
loco!
Cuando volvía en
colectivo de Chascomús a mi casa, el conductor nos dejó la luz encendida
entonces saqué mi libro del bolso y me puse a leer, el señor que se sentó a mi
lado se hacia el disimulado y me espía el libro. Leía mi libro de reojos, me di
cuenta todo el tiempo, pero lo dejé...lo mataba la curiosidad, qué chusma es la
gente dios, yo me dije: “un poco de alegría no le hace mal a nadie" se
hacia el que se balanceaba a mí lado por los pozos de la ruta 20 y me leía, me
leía ¿eso no es genial? Sí, claro esto que me estaba pasando era positivo, ¡en
mi casa no había ni un puto libro! Tenía un vecino que cada tanto tiraba libros
y las colecciones completas de los diarios que compraba, y ahí iba yo corriendo
a juntarlos antes de que iniciara la gran fogata. Este señor que asiduamente se
deshacía de cosas por lo visto, hacia limpieza y tiraba todo “nos sé que
pensaba” tampoco sé si sabía que la profanadora de su basura era yo, él vivía
atrás de mi casa, en esa época no nos vivida ningún paredón y ningún alambrado.
Me da risa saber que este hombre se metía adentro de la casa para buscar los
fósforos y algún líquido inflamable y cuando volvía encontraba menos libros que
los que había dejado ¿sabría él que era yo? La verdad que no lo sé. El ya
falleció. Recuerdo que entre las cosas que leí había historias mitológicas y
llovían peces, esas cosas me fascinaban y venía muy bien acompañado de dibujos
que me volaban la cabeza. El alimentaba mis ganas de leer, nunca lo supo. Mis
hermanos y mis primos me acuerdo que corrían a saludarlo cada vez que vivía de
su trabajo porque cada tarde traía pebetes de jamón y queso y medialunas de
manteca. Me pregunto que habrán hecho con todo eso que quedo en mi casa. Voy a
tener que interrogar a toda la familia, ahora mismo.
La lectura en mi
infancia siempre había sido un buen escape. Amo las bibliotecas, la magia que
hay en ellas, estoy armando la mía, sé que será una gratificante herencia para
mis hijas algún día. Al igual que los libros de este autor.
Continuará...
jueves, 15 de agosto de 2013
Relato.Espiral -SANDRA ÁVILA
Por una cabeza/todas las locuras./Su boca que besa,/borra la tristeza,/calma la amargura/
Sonaba desde las 5 de la mañana
Si no fuera por la radio todo seria un triste silencio. Cada día la casa habitaba un aroma a sopa y recuerdo que siempre era la misma sopa, el aroma a puerros, apio, acelga, verduritas verdes salía por la ventana y llegaba hasta el departamento en que yo estaba. Los martes había pescado frito con puré. Los miércoles tarta de zapallitos, los jueves era carne al horno. Cuando colgaba la ropa en mi terraza el caño que salía del spar daba justo ahí terraza y se sentía el olor al adobe que embadurnaba la carne. Y los viernes pollo, era una rutina exacta, como una norma que no podía dejar de cumplirse. Y al día siguiente los platos volvían a repetirse.
Juan Carlos, el marido de doña María no estaba nunca desde que se levantaba se iba a la plaza a jugar ajedrez con sus amigos.
Juan Carlos-hijo regresaba por la tarde, vestía un traje azulado y zapatos marrones cuidadosamente lustrados. Al llegar a la casa se cambiaba los pantalones por unos bermudas a cuadros, y la camisa blanca por una camiseta de jersey. Y sustituía a los zapatos morrones por pantuflas color bordo.
Comía mientras miraba el televisor se escuchaba a todo volumen y se mezclaba con el sonido de la radio .Después Leía el diario.
Cada tanto se aparecía doña María desconociendo mi cara y preguntando ¿Ud. quién es? Caminaba arrastrando las pantuflas. Caminaba de mi puerta hasta el portón del garaje una y otras vez durante horas. En el bolsillo del batón floreado guardaba galletitas que comía de a poco, su cabello blanco y su caso tejido a mano color beige. El anillo del llavero lo llevaba en la mano derecha, precisamente en el dedo índice, el manojo de llave estaba sujeta entre su mano.
¿Quién es Ud.? Me preguntaba cada vez que yo volvía del súper o limpiaba el pasillo y me quedaba a escuchar la historia que ya sabia de memoria pero que me gustaba escuchar.
¡Yo, a la calle no voy! salgo por el patio a tomar un poco de aire. Mientras masticaba galletitas. Juan Carlos no fuma. Juan Carlos no toma. Juan Carlos trabaja, idolatrando a su único hijo cincuentón y soltero. Y esa era la única conversación que teníamos con sus 85 años y un Alzheimer avanzado. Solía acercarse al portón, abrir la ventana y asomando la cabeza para ver a la gente que pasaba por la vereda. A las 5 tomaba el té con tostadas y a veces las tostadas se quemaban un poquito, lo sé por el aroma que llegaba desde la cocina de ella hasta mi puerta de entrada.
A las 20.30 en punto de la noche Juan Carlos encendía la luz del patio y subía las escaleras que lo llevaran a su departamento en un primer piso. Metía las manos en el bolsillo y sacaba un manojo de llaves la puerta de chapa retumbaba al poner la llave en el agujero de la cerradura.
Al día siguiente la historia volvía a repetirse.
Dibujo de Isidoro Reta Duarte http://www.isidoroilustraciones.blogspot.com.ar/
miércoles, 10 de abril de 2013
Libro . Esto no es el fin del mundo...pero es un caos
SANDRA ÁVILA, LA NARRADORA DEL FIN DEL MUNDO
LUÍS DE LEÓN BARGA
Para leer el adelanto del libro hace Clic en el título
Imágen de esta entrada Isidoro Reta Duarte http://www.isidoroilustraciones.blogspot.com.ar/
Reseña libro Cuentos Urbanos por Luz Marus
Imagen de Isidoro Reta Duarte http://www.isidoroilustraciones.blogspot.com.ar/
Un cuento policial inédito en "Y la muerte me susurró al oído. Vol. II"
Este volumen 2 trae 9 autores contemporáneos y también me sume como escritora, es emocionante ver mi cuento en este libro.
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La reina de los pinces estudio en diferentes países como: Argentina, Italia, Turquía y Grecia. Participo en exposiciones colectivas e indivi...
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Los autores estuvieron trabajando con sus producciones literarias desde octubre y noviembre del 2020. A partir de esa fecha el libro paso po...